Reencuentro en la Villa de las Telas by Anne Jacobs

Reencuentro en la Villa de las Telas by Anne Jacobs

autor:Anne Jacobs [Jacobs, Anne]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-11-16T00:00:00+00:00


23

Dos días más tarde

—Habría podido ser peor —dijo Fanny Brunnenmayer—. Seguimos vivos y tenemos un techo. A otros no les va tan bien.

Estaba al fogón y removía la olla grande, que además de patatas y tres gruesas cebollas solo contenía un vaso de judías de bote. Ya no había carne ni tocino en la casa. Quedaban tres cubitos de caldo; tendrían que arreglarse.

—Pero es bastante grave —se quejó Else—. No queda nada del anexo, todo está destruido, la señora Winkler ni siquiera tiene un vestido que ponerse. Hoy han encontrado el cofre con sus joyas. Se ha derretido todo en un pegote…

—Mejor que se quede sin las joyas a que hubiese perdido la vida —respondió la cocinera, y se sentó agotada en su silla porque estar de pie no le hacía bien a sus piernas.

Aún no se sabía cuántas personas habían muerto la fatídica noche. Lo único seguro era que miles se habían quedado sin hogar y los hospitales apenas podían atender a tantos heridos. Muchos de los que sobrevivieron lo habían recogido todo para mudarse al campo, donde se creían a salvo de más bombardeos. Se alojaron en los pueblos, lo que trajo problemas, pues no pidieron consentimiento a la población rural.

Los habitantes de la villa habían salido hasta cierto punto bien parados, pues solo el anexo estaba afectado y la casa principal se mantenía en pie. Sin embargo, el fuego había pasado al tejado del edificio principal y allí causó algunos daños, sobre todo en la zona del desván que utilizaban para secar la ropa, pero los cuartos del personal seguían intactos. Hasta el día anterior no consiguieron apagar definitivamente el incendio, y ya estaban registrando con precaución los escombros del anexo en busca de restos aprovechables. No obstante, pronto se comprobó que se había perdido casi todo, pues el armazón del tejado había cedido cuando estaba en llamas hundiendo los techos.

Dentro de la desgracia tuvieron suerte porque varios impactos en el parque rompieron el hielo del estanque, de modo que pudieron acceder al agua para extinguir el incendio. Esa noche todos salieron de la casa con cubos y barreños e intentaron luchar contra el fuego. Finalmente el señor Melzer apareció con la señorita Haller y se unieron a los trabajos de extinción. Al menos, hasta que los bomberos llegaron por la mañana, lograron contener hasta cierto punto las llamas e impedir que el fuego se propagara a la casa principal, de lo que todos se alegraron mucho. Tampoco nadie había resultado gravemente herido, solo la señorita Haller había tenido que acostarse por la mañana con fiebre; se había resfriado y aún no se había recuperado.

Por otra parte, habían tenido que apretarse en la villa pues también la señora Kitty Scherer se había mudado allí con su suegra y su hija Henny, porque las bombas habían alcanzado la casa de Frauentorstrasse. Todos estaban muy deprimidos porque el señor Scherer, el marido de Kitty, había resultado herido y estaba en el hospital central. Estuvo ayudando en los trabajos de extinción y se cayó en una trinchera.



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